Pensión y alpinismo

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Siempre he pensado que, obtener una pensión, es algo que se puede equiparar con el alpinismo.

Para llegar a la cima de una gran montaña, nunca será ello obra de la casualidad y, siempre, habrá de requerir de una actividad bien pensada, planificada y tomar decisiones en tiempo y forma; no hacerlo puede llevarnos a cualquier lugar, o a ninguno.

Lo anterior viene al caso porque, cada vez y con mayor frecuencia, nos consultan personas con el inmenso deseo de asesorarse en la estrategia más adecuada que, llegado el día de su retiro laboral, los coloque en la cima de la montaña de su vida, con una generosa pensión.

Y qué gran paradoja, esta semana atendimos a dos personas, con intereses totalmente coincidentes, pero con circunstancias, totalmente diferentes.

Don Roberto, de 58 años, viene desde Cd. del Carmen, con el vehemente deseo de saber, cuál es su situación actual y qué puede esperar de pensión, a al cumplir 60 años de edad; sus salarios de los últimos cinco años van, desde 120 y hasta 850 pesos diarios; tiene 1,315 semanas de cotización.

Hechos los cálculos, la pensión de don Will será de 12,300 pesos; hoy día percibe un ingreso mensual de 24 mil pesos, pero ¿por qué tan alto salario y tan baja pensión?; bueno, ello se debe a que gran parte del tiempo laborado, sus pagos se los hacía una outsourcing y, por fuera, la empresa le complementaba el resto.

¿Estrategia posible para don Will? 

Trabajar y ahorrar para cotizar durante el año de vida 60 y 61, en la modalidad 40, y poder así aspirar a una pensión de 24 mil pesos mensuales y alcanzar con ello una tasa de reemplazo del 100%, acorde con el actual SBC.

Por su parte, el Sr. Hernández, de 52 años de edad, nos comparte su enorme preocupación de llegar a perder su empleo, sabiendo que por las circunstancias del país y de los mercados laborales, difícilmente pudiera colocarse en una posición similar a la que hoy ostenta.

Revisando la trayectoria laboral del Sr. Hernández se aprecia una muy adecuada trayectoria, tanto en semanas cotizadas como de su salario base de cotización.

Aún y cuando la conservación de derechos le es suficiente para llegar a los 60 años de edad y obtener pensión, es importante que el Sr. Hernández, de perder su empleo, continúe cotizando y acumulando semanas, para no afectar el monto de su futura pensión.

De ocurrir lo anterior y continuar cotizando al IMSS por medio de patrón, el salario de cotización no es relevante, no ante de cumplir 55 años de edad; a partir de este momento, indefectiblemente necesitará cotizar con el monto más alto posible para, así, poder aspirar a una pensión cercana a los 45 mil pesos mensuales.

Clarificado el panorama, el Sr. Hernández concluyó que su mejor estrategia es, desde ahora, empezar a engordar el cochinito, por si las “moscas”.

Y como puede apreciar, estimado lector, lograr siempre la mejor pensión es como escalar la cima de nuestra vida con una estrategia clara, precisa, definida, bien pensada y magistralmente ejecutada.

Recuerde que “el día que seamos adultos mayores y gocemos de una generosa pensión, jamás no faltará cariño”; asesórese ya porque, quizás mañana, ya sea tarde o le sea más costoso recomponer su situación.

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